La incontinencia y una vida feliz pueden ir de la mano

La incontinencia urinaria o pérdida involuntaria de orina es una condición que puede aparecer en cualquier etapa de la vida, dentro de su tratamiento también debe tenerse en cuenta las emociones del paciente.

La incontinencia urinaria puede impactar la vida cotidiana de las personas, desde el aspecto físico hasta sus emociones, las dos variables son susceptibles de tratamiento y con la asesoría adecuada se puede llevar una vida con calidad y bienestar.

Esta condición genera consecuencias emocionales debido a que, quien la padece, suele relacionar la incontinencia con vergüenza, crítica y otros sentimientos que lo llevan a aislarse y ocultar la situación.

Es importante tener en cuenta que la pérdida involuntaria de orina puede aparecer a cualquier edad y con diferentes niveles de intensidad, es muy frecuente que se presente entre los rangos leve y moderado, y la mayoría de los casos ocurren en mujeres.

Los factores que propician su aparición son diversos, van desde antecedentes quirúrgicos o estreñimiento, y en las mujeres, circunstancias asociadas al parto y posparto especialmente.

En esta condición, no solo se afecta la calidad de vida del paciente, sino el estilo de vida de las personas que lo rodean, por eso es vital el manejo de las emociones para lograr un tratamiento satisfactorio y el control de factores de riesgo.

Sentimientos negativos

Sentimientos de culpa y vergüenza están estrechamente ligados a las personas que viven con incontinencia, además de las molestias que genera la pérdida involuntaria de orina, puede aparecer un deterioro importante en la salud emocional, de allí que el tratamiento debe ser integral e involucrar al entorno del paciente.

Aislamiento

Sentir el rechazo por esta condición puede derivar en el aislamiento del paciente y la interrupción de sus actividades cotidianas, lo cual afecta la vida laboral y sentimental de la persona, en este caso acudir a la asesoría profesional es lo más indicado, la incontinencia urinaria se puede afrontar y en el proceso, mantener e incluso mejorar la calidad de vida.

Manejar las emociones es posible

La comunicación entre los cuidadores y los familiares permitirá brindar una mejor atención al paciente, así mismo, la comunicación con la persona debe caracterizarse por ser fluida, calmada, consciente y empática. Usar un tono de voz suave y calidez en el lenguaje puede contribuir a reducir la angustia y ansiedad, y a entablar conversaciones que trasciendan y se vean reflejadas el mayor bienestar para la persona.

Un trabajo con alto grado de responsabilidad

Estar a cargo de una persona que padece de incontinencia urinaria demanda compromiso y responsabilidad, pero también implica vincularse afectivamente con las emociones del paciente para lograr entender su condición y brindar una atención con calidad. El apoyo de la familia también es importante para el cuidador, por ello, el círculo cercano al paciente debe mantener relaciones fluidas para que el abordaje sea más efectivo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Espuña Pons, M., Salinas Casado, J., & Adot Zurbano, J. (2004). Tratado de Uroginecología. Incontinencia Urinaria. Barcelona: Ars Medica.

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